Las regiones que definimos como Países Bajos abarcan Bélgica y Holanda, así como lo que hoy constituyen las zonas más septentrionales de Francia. Durante el periodo histórico de la Edad Media todas estas zonas formaban una única unidad cultural a pesar de su diferencia idiomática y política. En cuanto a éste último punto, en el Condado de Flandes se hablaba neerlandés y era gobernado por el rey de Francia. La región de Hainault, que era francófona, pertenecía al Sacro Imperio Germánico, lo mismo que las zonas de habla neerlandesa de Brabante y Holanda.
Debemos destacar la bonanza económica que se produce en estos territorios a partir del siglo XIII con la producción de paño y lana, que fue clave para el desarrollo de la arquitectura y del arte en general. Ésta riqueza creó un deseo de representación que se dio, sobre todo, en la construcción de grandiosos edificios de suntuosa ornamentación. Para la construcción de estos edificios se utilizó la piedra de diversas canteras de las regiones que disponían de ellas, sin embargo, en las regiones costeras se desarrolló una escuela constructiva muy destacable en torno al ladrillo.
La arquitectura Gótica en los Países Bajos se halla en íntima relación con la que se dio en Francia durante los s. XIII y XIV. Ya en la segunda mitad de este último siglo y en el s. XV, esta influencia se vio mediatizada por las aportaciones del arte alemán y del inglés, a pesar de que en los Países Bajos no aparecerán elementos tan característicos como las bóvedas de abanico.
Por último, entre las más interesantes manifestaciones del gótico civil de los Países Bajos encontramos los ayuntamientos, concebidos a modo de grandes relicarios pétreos y que solían ser situados en las zonas más visibles de las plazas principales de las ciudades.
Arquitectura gótica religiosa en Holanda
Catedral de Utrecht
El registro más temprano de la Catedral habría que remontarlo nada menos que al siglo VII, aunque como tantas otras construcciones, vio como con el paso de los siglos iría siendo rediseñada en función de las modas de cada época.
Catedral de Breda
Otra de las grandes catedrales góticas holandesas es la de la ciudad de Breda, conocida como "Grote-Kerk" y situada junto a la una de las plazas más concurridas de la ciudad.
Iniciada en el siglo XIII, vemos como su estructura repite los modelos ya conocidos de campanario a los pies caracterizado por su esbeltez, un cuerpo de naves, un marcadísimo crucero y una cabecera dotada de deambulatorio; todo ello cuajado de pináculos y gabletes que colaboran a acentuar la ya de por sí verticalidad del edificio.
Edificio de otro carácter puramente militar y medieval, por todos los conceptos, es el formidable castillo de los condes de Flandes, en Gante; enorme recinto de murallas interrumpidas de trecho en trecho con torres circulares y barbacanas, y rodeado por un foso lleno de agua, es una de las más importantes fortalezas de Europa. Construido en el siglo XII, este castillo, impresionante por su aire sombrío, tomó como modelo las fortalezas construidas por los cruzados en el desierto de Siria.
En Holanda, el arte gótico se introdujo partiendo de un centro de Flandes, la ciudad de Tournai. La catedral de esta ciudad es monumento importante del estilo románico, pero en la misma localidad hay cuatro iglesias más, genuinamente francesas, construidas en el siglo XIII. El edificio llamado Sala de los Caballeros, en el Binnenhof de La Haya, es el mejor monumento gótico de arquitectura civil en Holanda. Tanto en Bélgica como en Holanda abundan las casas particulares de estilo gótico; en muchas ciudades, ciertas calles se hallan aún como en la Edad Media. Así, por ejemplo, el famoso Grasslei o Muelle de la hierba de Gante (en el que aún se conserva una fachada del siglo XII, junto a otras del XIV y del XV), la plaza central de Delft, y el Kornmarkt o Grand Tlace de Bruselas cuyas fachadas fueron, sin embargo, casi todas renovadas a consecuencia del bombardeo de 1695.
Brujas, actualmente solitaria y silenciosa, se conserva como una ciudad momificada. Fue un centro de actividad comercial extraordinaria a mediados del siglo XV, y sus ricos mercaderes fueron verdaderos mecenas de las artes. Así, Brujas fue un verdadero núcleo de formación y expansión del estilo del Renacimiento para los países del centro y el norte de Europa. Sus calles tienen aún largas series de casas con fachadas góticas, del tipo tradicional de los Países Bajos, rematando en un piñón escalonado.
Los cuadros de los pintores de la época dan idea del confortable y lujoso interior de aquellas casas de los mercaderes flamencos, con los elegantes muebles, ricas alfombras y tapices orientales que alhajaban sus habitaciones, decoradas de arrimaderos góticos y sobriamente iluminadas por ventanales de vidrios de colores.
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